martes, 29 de marzo de 2011

Capítulo veinte.

Me vais a matar, lo sé. 
Es comprensible, llevo muchísimo sin escribir y lo siento, enserio. Pero ya sabéis, pereza sumada a miles de exámenes no da para subir capítulos.
Pero bueno, aquí estoy. Capítulo veinte. Está permitido quejarse y pegarme, porque después de tanto tiempo sin escribir ha salido una caca mayor a lo que normalmente sale.
Ahí va :3

Días que parecen horas, horas que parecen segundos.
El tiempo pasa rápido y cuando creo que es la hora de desayunar estoy cenando. Estar con el pecoso hace que todo pase en una milésima de segundo, es increíble.

Estos días no hemos parado de hacer cosas juntos, y la verdad, nunca me había sentido mejor.
Fuimos a un parque en el que las flores eran de todos colores y las mariposas no paraban de volar a nuestro alrededor; fuimos a la nieve. ¡A la nieve! Fue..no tengo palabras para describirlo. Fuimos a su casa, al lago, al campo..hemos ido a tantos sitios que me tiraría toda una vida describiendo cada lugar.

¿Y hoy, a dónde tocará?

Estamos comiendo nuestro tazón de cereales totalmente en silencio.
Hace un tiempo, cuando llegué aquí, el silencio era normal entre nosotros. Me sentía incómodo, tenía miedo a hablar porque sabía que su contestación me haría daño.
Ahora, sé que si está en silencio solo puede ser por una cosa: está planeando nuestro día de hoy.

- ¿En qué piensas? - le pregunto.

- Nada, solo tengo sueño. ¿Y tú?

- Yo..no pienso. - río.

- Ya, claro. Seguro que pensabas en mí recién salido de la ducha.

Risa. Jodida risa escandalosa que me pone de los nervios.
Siento mucho calor y supongo que mi cara se ha transformado y ahora tiene un color bastante más rojizo. Rojo fuego, diría yo.
Odio ese tipo de comentarios, porque sabe que me dan vergüenza y que no sé qué responder a ellos.

- ¿Qué-qué-qué dices? - pregunto.

- Que chiquitín eres, Dougie. - dice riendo - ¿Ahora eres tartamudo?

- ¿Y tú ahora eres gilipollas?

- No, yo nací siéndolo. - responde levantándose - ¡Já! Punto para Danny.

Miro cómo lleva su bol a la cocina mientras suelta alguna que otra estupidez de las suyas.
A veces pienso que no existe nadie en el mundo que me irrite más, de verdad. Lo que da asco es la perfección, no la confianza.

- Eh, ¿qué hacemos hoy? - pregunta mientras se sienta a mi lado.

- Pues..no sé, eres tú el de los planes.

- Por eso, siempre elijo yo. Ya es hora de que hagas algo por la humanidad. - responde él.

- Es que..tus planes me gustan, los míos a ti no te gustarán.

- ¿Y cómo estás tan seguro?

- Lo estoy. - digo serio.

Lo cierto es que no tengo ningún plan que pueda superar o igualar a los de Danny, y creo que para hacer el ridículo frente a él siempre hay tiempo.

- Venga va enano, di algo. Lo que sea. - insiste.

- Que no Dan, que elijas tú y ya está. - respondo - A mí me gustan tus planes.

- ¡Pero no quiero hacer siempre lo que yo diga!

Por la cara que ha puesto, creo que hasta él se ha sorprendido de lo que acaba de decir.
Me pregunto qué tipo de leche toma Danny por las noches para no ser tan egocéntrico como era antes.

- Me estás haciendo tonto. - dice - Lo que acabo de soltar, madre mía.

- Eh..¿sabías que no ser egoísta no es malo?

- Ya, eso dicen por ahí pero yo no me lo creo.

- A veces me planteo seriamente el hecho de que te falten neuronas. - le respondo rechistando.

- Yo ni me lo planteo. - ríe - Venga va, di algo. ¡Lo que quieras!

Pienso varios minutos mientras Danny hace música con sus dedos.
¿Un paseo mientras tomamos un helado? ¿Componer una canción? ¿Dibujar? ¿Hablar un rato? Todo me parece estúpido, cursi e infantil. Nada comparado con lo que piensa Danny.

- No quiero nada, no sé.

- Dougie, sé que tienes algo en la cabeza. Vamos, dímelo..¡no es tan difícil! - resopla.

- Que no, que no tengo nada interesante para hacer.

- ¿Tú qué sabes? Puede que creas que no pero después sea interesante.

- Eres un pesado. - le digo suspirando - Mis planes son horribles. Ya está, lo dije.

Nunca entenderé cómo lo hace, pero tiene la mayor capacidad del mundo para tres cosas: sacarme de quicio, convencerme de las cosas y hacerme caer a sus pies.
Por muy seguro que esté de que no voy a hacer algo, como insista más de cinco veces, lo haré.

- ¿Por qué lo dices? Si ni sé cuáles son. - pregunta.

- Porque sí, porque no se pueden comparar a los tuyos. Y son cursis.

- ¿Los míos? ¿Comer pizza mientras vemos una peli? Oh, fascinante. - dice - ¿Y cursis? Te recuerdo quién de los dos fue el que llenó la casa de cositas vomitivas.

Sonríe y sonrío.
Una vez más, consigue que se produzca uno de nuestros momentos cómplices.
Y me gusta, me gusta bastante.

- Pero..

- Pero nada. - me interrumpe - Di lo que piensas y ya está.

- A ver..¿dentro o fuera de casa?

- Hoy..dentro, a ser posible. - responde poniendo ojitos.

- Genial, me has roto los esquemas. Dentro de casa solo podemos hablar. - le digo.

- Pues ya está. Voy arriba un momento y cuando baje hablamos, no huyas, bribón.

Le sigo con la mirada mientras río y me acomodo en el sofá.
En realidad sí que se pueden hacer más cosas en casa, pero esa ha sido la primera que se me ha venido a la cabeza. Necesito desahogarme, y si es posible, resolver algunas dudas que rondan por mi cabeza diariamente.

- ¡Ya estoy aquí! - dice contento.

Se sienta a mi lado dejando su cara muy cerca de la mía, gesto que ultimamente repite mucho.
Sonríe, me acaricia el pelo y parece que la casa se está cayendo a pedazos de lo nervioso que estoy. Juro por Blink que cualquier día de estos me da un paro cardiaco.

- ¿De qué quieres hablar? - me dice.

- Pues..bueno, no sé. Podríamos hablar de..¿tus amigos?

Sé que la pregunta le ha pillado desprevenido, su cara lo dice todo.
Puede que no sea la mejor pregunta para empezar el día, pero necesitaba hacerlo. Siempre hablamos de mí, de mi familia y de mi soledad.

¿Y qué hay de él? Ya que tiene tanta gente a su alrededor, podría mencionarla más a menudo.

- ¿Qué pregunta es esa? Quiero decir..¿por qué te interesa?

- No sé, siempre hablamos de mí..y eso es aburrido. - respondo.

- Hablar de mí tampoco es la cosa más divertida del mundo.

- Tienes muchos amigos, así que..mejor que mi vida, es.

Veo cómo Danny cambia su postura y se aleja un poco de mí.
Comienza a jugar con sus dedos y baja la mirada, está incómodo.

- Vale, lo dejamos. - le digo.

- No, no hace falta. Tienes razón..yo nunca te cuento nada sobre ellos.

Encojo los hombros y le enseño mi mejor sonrisa para darle un poco de seguridad y que así pueda contarme las cosas sin sentirse incómodo.

¿Yo dándole seguridad a Danny? Suena a chiste.

- En realidad no sé qué decir, tampoco tengo tantos.

- Por dios, siempre hay un montón de gente rodeándote. - le digo.

- Eso no significa que sean mis amigos.

- ¿Ah no? Pues eso haces ver. O hacen ver ellos o..veo yo, no sé.

- No hagas juegos de palabras. - ríe - Se supone que son mis amigos, ya sabes.

Sé que soy tonto y que me cuesta pillar las cosas, pero no sé qué ha querido decir con esa última frase. Es muy fácil: amigos o no amigos, punto.

- Para variar, no te entiendo.

- A ver, que estamos en el mismo grupo ¿sabes? - dice mientras asiento - Pero no los considero mis amigos, solo a Harry.

Me quedo callado un momento mientras asimilo lo que ha dicho.

¿De todas esas personas solo una significa algo en su vida?

- No me lo digas, te parece raro. - dice.

- Pues sí..no sé, siempre has presumido de tener muchos amigos.

- Deberías de empezar a darte cuenta de que todo es una coraza. Si te muestras débil, la gente puede hacerte mucho daño.

- Créeme, eso no hace falta que me lo jures. - respondo - ¿Y por qué Harry es el único?

Tras intentar explicármelo varias veces, parece que consigue encontrar las palabras adecuadas.

- Pues..Harry es sincero, creo que no hay más. Más de la mitad de la gente con la que me veías todos los días pone verde a sus amigos cuando están con otros amigos. - dice haciendo comillas con las manos - Eso es un asco, son todos unos falsos. Harry no, él es con todos igual. Si le caes mal, no te hablará o será borde contigo, pero nunca dirá cosas sobre ti a las espaldas. Es una buena persona, deberías perdonarlo.

Y sin darme cuenta, hemos vuelto al tema.
Todos los días, Danny me pide que perdone a Harry por lo del beso. Me jura que no fue culpa de Harry y que fue él quién le medio obligó a hacerlo.

- No empieces a remover otra vez esa mierda. - le digo.

- No remuevo nada Doug, simplemente creo que deberías de perdonarle. Me perdonaste a mí, ¿por qué no a él?

- Tú eres distinto.

- Claro, yo beso mejor. - ríe - No, enserio, perdónale, no te cuesta nada. Además, os tenéis que llevar bien ahora que tú y yo..

Se da cuenta de lo que está a punto de decir y se queda callado.
Le falta llevarse la mano a la boca y pegarse manotazos por haber dejado caer algo que ninguno de los dos sabe.
Y es que, ¿qué llevamos haciendo estos días? ¿Qué significan los besos, los abrazos y los momentos de pareja? ¿Qué se supone que somos?

- ¿Qué ibas a decir? - pregunto curioso.

- Na-nada. Voy a..al baño.

- No seas cobarde. Di lo que tengas que decir, o si no quieres invéntate otra cosa, pero no te quedes callado.

Resopla varias veces y yo espero su contestación ansioso.
Me da miedo que lo que vaya a decir sea distinto a lo que yo pienso.

- Solo decía que tú y yo ahora nos llevamos mejor, por eso. - contesta nervioso.

- Ahora el que me hace gracia eres tú a mí, pecoso.

Por lo que veo odia admitir las cosas que están pasando..pero lo entiendo.

domingo, 13 de marzo de 2011

Capítulo diecinueve.

¡Amantes del Pones, he vuelto!
Sorry por tardar tanto, pero los exámenes no me han dejado mucho tiempo para escribir.
Bueno, según mi beta le gusta bastante así que..espero que a vosotras también :3


Llevo horas dando vueltas por la casa sin saber qué hacer.
Danny me ha besado y desde entonces no ha salido de su habitación. Se supone que hace más de una hora que debería de haber bajado a almorzar pero..nada, sigue arriba.

¿Y si subo a buscarle? No..mejor no.

Me siento de golpe en el sofá y pienso en lo que me ha dicho esta mañana: "Tú solo piensa con quién has sentido más."
¿La verdad? No tengo respuesta.
Con Harry fue especial, estábamos en un paraje de ensueño y era mi primer beso. Después descubrí que fue una mentira pero eso no quita que sintiera esas estúpidas mariposas en mi estómago.
En cambio con Danny ha sido todo muy distinto.
Me he sentido cómodo, protegido, en casa. Como si nada pudiera estropear algo tan especial como ha sido ese beso. Y lo mejor de todo, no creo que lo haya hecho para reírse de mí, lo he visto demasiado sincero.

- Eh tú, ¿no comes? - me pregunta el pecoso interrumpiendo mi dilema.

- Bueno..te..te estaba esperando.

Respiro profundamente y veo su pecosa mano encima de mi hombro.

- Pues ya estoy aquí, vamos. - dice sonriendo.

Danny va a la cocina y en pocos minutos vuelve con dos platos.
Los deja encima de la mesa pequeña y deduzco que va a por la bebida.

- ¿Sabes que nos vamos a poner como vacas? - me pregunta.

- ¿Por qué lo dices?

- Llevamos todo este tiempo comiendo cosas como esta. - dice señalando el plato - No creo que sea muy sano.

Sonrío acompañando a su risa y miro el plato.
No sabría diferenciar qué es, solo podría decir que veo carne. Mucha carne, demasiada.
Comenzamos a comer en un silencio incómodo hasta que Danny habla con la boca llena.

- ¿Haz ppenhsado ejjso?

- ¿Puedes repetir la pregunta en mi idioma? - le respondo riendo.

- Já, já. Que si has pensado en lo que te he dicho. - dice.

- ¿En..en qué?

Sí, sé a qué se refiere pero necesito hacer tiempo para pensar una respuesta más o menos coherente.

- Enano, sé que no eres tonto aunque quieras hacértelo. Lo del beso. - dice serio.

Esquivo su mirada y me meto un trozo de carne en la boca para alargar el momento.
No sé qué decirle, tengo miedo de cagarla.

- A ver, que me da igual la respuesta. - dice viendo que no respondo.

¿QUE TE DA IGUAL? FFFFFFU.

- Es que..no lo sé.

- Seguro que sí lo sabes. - contesta. - ¿Qué has sentido?

- Que estaba en un jodido sueño.

- ¿Y querías despertar? - me pregunta.

Escucho los latidos de mi corazón y siento que se me va a salir del pecho.
Preguntas como la que me acaba de hacer provocarán mi muerte algún día.

- No. - digo muy bajo.

- No te he escuchado.

Sonríe dejándome ver que sí que se ha enterado, pero que le gusta verme pasarlo mal.
Trago saliva varias veces y repito el monosílabo:

- No.

- Ese tono está mejor, ahora te he escuchado. - me dice.

- ¿Y tú? - pregunto llamando su atención.

- Yo, ¿qué?

- Que..por qué lo has hecho. - respondo.

Otro de los momentos en los que me siento el ser más estúpido del planeta.
Está claro que ahora se va a reír, va a señalarme como si fuera idiota y me va a soltar que todo ha sido una broma para divertirse un rato.

- A ver, seamos claros. - dice suspirando. - Yo..llevo mucho sin..ya sabes, y creo que me trastorna.

- ¿Eh? ¿Qué dices? - le pregunto.

- Joder Dougie. Que la falta de sexo hace que te vea atractivo, que me gustes. - responde serio.

Yo abro los ojos como si hubiera visto a un burro volando e intento buscarle la lógica a las palabras que acaba de soltar.

¿Yo? ¿Gustarle? Pe-pe-pero..

- Sé que no entiendes una mierda. - me dice - De hecho, yo tampoco entiendo nada. La verdad es que te odio.

- Eh..vale..¿qué he hecho para que me odies ahora?

- Ser como eres. - contesta.

Y acabamos de volver al principio.
Al momento en el que recuerdo por qué llevo tantos años solo, por qué me gustaba ir a la biblioteca y por qué estoy en una casa abandonada en estos momentos.
Por ser como soy.

Me levanto indignado y recojo mi plato. No estoy dispuesto a seguir escuchando lo que dice, no tengo ganas de sentirme la mayor mierda del mundo.

- ¿Dónde vas? - pregunta cuando ve que no me siento de nuevo con él.

- A ver la tele.

- Doug, no me digas que te has enfadado. - dice.

- No. Me encanta que me digan que me odian, es una cosa preciosa.

Resoplo y miro de reojo la expresión de Danny.
Pero mejor no haberlo hecho, porque me saca de quicio. Se está riendo, como siempre.

- Eres un pequeño gilipollas. - dice aún riéndose.

- Gracias. Déjame ya.

Enciendo la tele y dejo el canal que sale. No quiero ver nada, ni si quiera pienso prestarle atención a lo que esté saliendo en la pantalla. Simplemente quiero ignorar a Danny.

- ¿Tú no decías que no te gustaba el fútbol? - pregunta sentándose a mi lado.

- Y así es, ahora lo iba a cambiar.

- Vamos, cambia esa cara. - me dice - Te lo tomas todo a pecho tío.

Cosas como ésta hacen que me entren ganas de pegarle, pero luego me mira y veo sus ojos. Y..y..y..bueno, que no le pienso mirar.

- Sí, encima soy yo. - rechisto. - ¿Te importaría dejarme tranquilo?

- Sí, me importa. - dice apagando la tele. - ¿Por qué no eres capaz de pillarle el sentido a las cosas?

Sentido, cosas..yo con este hombre me pierdo.

- Ya hay que ser idiota para pensar que con ese te odio quería decir que te odio de verdad.

¿Y qué coño quiere que piense? ¿Que quiere que bailemos un tango juntos? Me supera.

- Mira, yo no sé para ti - comienzo - pero para mí esas palabras significan lo que significan.

- Pues para mí no.

- ¿Y entonces? - pregunto.

Danny pone los ojos en blanco y yo me cruzo de brazos.
Probablemente si alguien viera esta discusión desde fuera pensaría que parecemos un matrimonio. Y obviamente, él sería el hombre.

- Y entonces, eso quiere decir que odio que seas como eres.

- Eso es..

- Shh, deja hablar a los mayores. - me interrumpe riendo - Que odio que seas tan buena persona, tan amable y tan atento. Que odio que por las mañanas me sonrías como si se avecinara un día perfecto; que no soporto el brillo que tienes el pelo y la tranquilidad que me transmiten tus ojos y que..es horrible ver que me gustas. Sí, me gustas. Y no preguntes porque no pienso volver a repetirlo.

Supongo que mi cara expresa la mayor incredulidad del mundo.
Pero, ¿cómo asimilo yo todo lo que acabo de escuchar? Nada de lo que ha dicho parece real.

- ¿Algo más que decir? - me pregunta.

- Lo que acabas de decir..¿es verdad o es una broma de mal gusto?

- Créeme, ojalá fuera una asquerosa broma. Pero ten en cuenta que si lo fuera, nunca haría ésto.

Desde donde estoy y sin mirarle fijamente, puedo sentir cómo se está acercando poco a poco. Puedo ver sus ojos clavados en los míos y una de sus manos apoyándose en mi pierna.
Y ahora, diez segundos más tarde, puedo sentir nuestros labios enlazados.
Segundo beso del día, la cosa comienza a ser un poco menos increíble. Solo un poco.

Y es que creo que el mundo se ha vuelto loco.

jueves, 3 de marzo de 2011

Capítulo dieciocho.

¡Ya estoy de vuelta!
Escribí hace unos días pero yo subo según mi beta me corrija e_e
Vuelvo a no tener capítulos, pero ya viene el finde y escribo haha
¡Espero que os guste!


Me despierta un ruido que viene de la cocina, dejándome ver el reloj que marca las doce.
Después de lo tarde que llegamos anoche, necesitaba dormir varias horas.
Danny me sacó de casa y dijo que iríamos a cenar a un lugar tranquilo. Mentira. Al final acabamos en un pub que está en el centro dejándonos la piel de tanto bailar.
Sí, yo bailando..el alcohol hace milagros.

Bebí por Danny, que conste.

Me levanto a ver qué ha pasado y veo a Danny rechistando mientras recoge trozos de cristal del suelo. Al parecer se le ha roto algo.

- ¿Qué ha pasado? - le pregunto.

- Nada, que soy un inútil.

Desde el día que lo vi llorar, Danny está mucho más inseguro.
No sé si es que ha sido así desde el principio y ahora se está mostrando o simplemente tiene una mala racha. Pero sea lo que sea me da pena, verle así no me gusta nada.

- No digas eso, es solo un..¿plato?

- Sí, el plato donde estaba tu desayuno. - contesta serio - Desayuno que ya no está.

Vuelve a rechistar y yo sonrío.
Es increíble ver la faceta buena de Danny..más adorable y no nace.

- ¿Mi desayuno? - le pregunto - Dan, no hace falta que me hagas el desayuno.

- Sí, tú eres un torpe y no sabes hacer nada. - contesta riendo.

- Eh, que tú tampoco eres un chef aquí.

Reímos y nos miramos en silencio.
Momentos como éste se repiten diariamente desde aquel día, y no sé decir si soy feliz o no.
Me gusta, me gusta sentir a Danny tan cerca que parecemos una sola persona, pero creo que todo acabará algún día y el antiguo Danny volverá.

- Bueno..¿te ayudo a hacer nuestro desayuno? - le pregunto.

- Sí, mejor.

Me lavo las manos y le pregunto qué quiere hoy para empezar el día.
Danny ríe y me dice que algo nuevo, rico e innovador.

- Danny, no inventes. - le digo.

- ¡No podemos desayunar a base de tostadas!

- ¿Ah no? Pues es lo que hace la gente normal. - contesto.

- Ya. - dice riendo - Pero es que tú y yo no somos normales.

Sonrío y sé que tiene razón.
El día que encuentre algo normal en todo ésto será un milagro, lo sé.

- ¿Y si hacemos una tarta? - me pregunta.

- ¿Para desayunar?

- Bueno, lo cierto es que ya no es hora de desayunar oso panda.. - me dice.

- No me llames así, cada día te inventas un mote nuevo. - rechisto.

- ¿Entonces qué, la hacemos? - pregunta ignorándome.

Yo asiento y Danny sonríe feliz.

Venga Doug, alegra esa cara. Puede que sea hasta divertido.

Cogemos todos los ingredientes y comienzo a sentir miedo.
Danny y yo cocinando puede dar lugar a la mayor catástrofe jamás vista. Bueno, por lo menos si alguien se envenena seremos nosotros.

- ¿Listo? - pregunta.

- Manos a la obra.

Me fijo en los ingredientes que ha cogido Danny y entre ellos hay un gran bol de harina. No sé de qué tamaño pretende hacer la tarta, pero creo que hay demasiada.

- ¿Por qué tanta? - le pregunto señalándola.

- Para ésto.

Danny ríe y en dos segundos puedo sentir toda mi cara llena de harina.
Cierro los ojos con fuerza rezando para que no me entre nada mientras escucho la escandalosa risa de Danny a mi lado.

Será idiota, se va a enterar.

- ¡Estúpido! - le grito.

- Eh, no te enfades. Si te queda genial..te da un color más..más..bueno, que te da color. - dice riendo.

- ¿Sabes que yo también sé echar harina a la cara de los demás?

- ¿Ah sí? No lo creo. - contesta subiendo una ceja.

Abro la boca en un intento de quejarme pero Danny sale corriendo.
Me limpio un poco los ojos, cojo un puñado de harina y corro tras él. No pienso dejar que se escape.
Aquí o nos manchamos los dos, o no se mancha ninguno.

- ¡No huyas! - exclamo corriendo.

- ¿Eres consciente de que no vas a poder alcanzarme?

Ríe, corre y me vacila mientras yo me empiezo a cansar.
La verdad es que nunca he sido un buen deportista, y aunque la casa sea pequeña, Danny corre demasiado.

- Sí lo haré.. - digo respirando - Algún día.

- ¡Tú lo has dicho, algún día!

Danny sigue corriendo y en uno de sus intentos de soltar algo por la bocaza, se tropieza con una mesa.
Yo, que sigo con la harina en las manos comienzo a reír histéricamente al ver al pecoso en el suelo. Es bastante gracioso.
Corro hasta él y le echo toda la harina por la cabeza, ahora está mucho más guapo.

- ¡Eso es trampa! ¡Estoy indefenso! - grita riendo.

- Era ahora o nunca. ¿Estás bien? - digo tendiéndole la mano.

Danny asiente, me agarra para subir y tira fuerte.
Tan fuerte que caigo al suelo, encima suya.

Y..y..y..qué guapo se ve desde aquí.

Sé que debería de levantarme y pedir perdón miles de veces, pero el cuerpo no me deja. Es como si alguien me hubiera echado un conjuro y estuviera totalmente paralizado.

- Ti-tienes mucha fuerza. - le digo.

- O tú muy poca.

- Yo creo que lo primero.

- Yo estoy seguro que lo segundo. - contraataca.

Vuelvo a intentar moverme pero sigo sin poder, ésto es horrible.

¿Horrible? ¿Estás seguro?

- Estás muy guapo con la harina en la cara..te da un toque femenino. - dice riendo.

- No empieces con esas bromas, no tienen gracia.

- No era una broma idiota, te lo digo enserio. Estás más guapo. - contesta.

Yo resoplo y al estar tan cerca, todo el aire cae en su cara apartando parte de la harina que la decora.

- Gracias. - dice sonriendo.

Nos quedamos en silencio y no entiendo por qué no me pide que me aparte.
Vale que no peso mucho, pero no creo que sea muy cómodo tener encima a un chico lleno de harina que no se mueve.

- Eh..

- ¿Te gustó cuando Harry te besó? - pregunta de repente.

- ¿Qué?

- Eso. ¿Te gustó? ¿Qué sentiste? - vuelve a preguntar.

- Déjame.

Intento moverme y esta vez mi cuerpo no pone ninguna resistencia.
Este tío es idiota, no tiene ningún derecho a preguntarme eso. Y menos ahora.

Me levanto y Danny parece no entender nada.
Se incorpora rápidamente y me coge del brazo haciendo que me gire y dejando nuestros rostros casi pegados.

- ¿Qué pasa? - me dice.

- No me gusta hablar de eso. Son ganas de remover la mierda.

- Lo-lo siento. - contesta - No sabía que te jodía tanto.

- Pues ya lo sabes.

Vuelvo a girarme pero Danny no me suelta el brazo.
Estoy molesto, así que no tengo ganas de que me vacile.

- Espera. - dice - No he comprobado lo que quería.

- ¿Y qué coño es lo que quieres comprobar? - pregunto enfadado.

Él ríe y sin decir ni una palabra, junta sus labios a los míos.
Sin avisar, sin dejarse ver..sin dejar que yo me lo vea venir.

¿Ho-ho-ho-hooooooooola?

Me quedo paralizado, sin hacer nada mientras él sigue besándome.
Él, a mí. Danny a Dougie. El fuerte al débil. El macho al femenino.
Definitivamente estoy flipando.

Decido cerrar los ojos y si es un sueño, disfrutar de él.
Subo mi mano hasta su pelo y lo agarro con fuerza pegándolo más a mí. No quiero que se separe, nunca.

Es un error. Todo lo que está pasando lo es, y lo sabes.

Ignoro a mis pensamientos y comienza nuestra pequeña lucha.
No hago más que sentir escalofríos cuando Danny profundiza el beso y me acaricia la mejilla.
No hago más que pensar que estoy en el paraíso y que ahí solo existimos nosotros ahí.
No hago más que sentirme como en una nube.

Cuando no tenemos aire suficiente, Danny se separa y yo abro los ojos.
No sé qué cara tengo ahora mismo, pero si mis ojos brillan igual que los de Danny, puedo decir que estoy bastante feliz.

- No me pidas una explicación a ésto. - me dice - Tú solo piensa con quién has sentido más.

Sin dejarme tiempo a contestar sale de la habitación con una de sus características sonrisas.
Yo me quedo ahí, plantado sin saber qué hacer, qué decir o qué pensar.
Sintiendo todavía el calor de sus labios, de los labios de Danny.


Creo que no soy consciente de que me ha besado.